"La muerte de Maceo"
El 7 de diciembre de 1896 cae en combate Antonio Maceo y Grajales. Su figura y su vida habían sido tomadas de ejemplo y se habían convertido en un referente mundial de patriota entero y luchador por la causa de la liberación de los pueblos. Antonio Maceo era visto en Italia, Francia, España y el resto de Europa como un símbolo de la lucha contra las monarquías absolutas, por el republicanismo y por la reivindicación de los pueblos, en particular por ser la expresión de la búsqueda de la justicia social que elevara a su dignidad plena a los más desposeídos de las sociedades decimonónicas. Pero Antonio Maceo era, en lo referente al mundo colonial, el paradigma del anticolonialismo, de la independencia y de las reformas necesarias para que nuestras repúblicas pudieran salir del retraso histórico y del oscurantismo en el que las tenían sumidas las oligarquías políticas, económicas y sociales.
Un importante movimiento revolucionario se gestaba en América Latina en tiempos del caudillo cubano. En ese movimiento él representó la figura legendaria que sería comparada, por unos, con Napoleón, Julio César o Aníbal, y por otros, con Simón Bolívar.
Antonio Maceo y Grajales
El 14 de junio de 1845 nace Antonio Maceo y Grajales, en la ciudad de Santiago de Cuba. Hijo de Mariana Grajales y Marcos Maceo, se formará en un hogar de estricta ética y de profundos sentimientos patrióticos. Al producirse, el 10 de octubre de 1868, el inicio de nuestras guerras de independencia, él será, junto al padre y los hermanos mayores, uno de los primeros levantados en armas en la región de Santiago de Cuba. Si algo se destaca en la personalidad de Antonio Maceo es su afán de superación personal. Es un autodidacta.
Busca leer las obras más significativas para conformar su visión del mundo y para estructurar su pensamiento revolucionario. Únense en su personalidad la vivaz inteligencia, el ansia de superación, la actitud inviolable de principios, la pulcritud en el vestir y en el pensar, la ausencia de cualquier tipo de vicios –incluyendo los más comunes como fumar y beber– y un recto sentido de la justicia. Marca también su carácter una voluntad a toda prueba que solo es comparable con su valentía. Era de hablar bajo y modales cuidados. Antonio Maceo se construyó a sí mismo, pero más aún, construyó su propio pensamiento a partir de su relación con el campesinado y el ideario elaborado en Cuba para la conquista de la independencia.
"Protesta de Baraguá"
Se eleva a la categoría de líder del movimiento independentista cuando, el 15 de marzo de 1878, produce su famosa Protesta de Baraguá. Fue el no rotundo a la capitulación o al Pacto del Zanjón, mediante el cual no se obtenían los dos objetivos fundamentales del movimiento independentista: la independencia total y la abolición de la esclavitud. Desde entonces toda referencia al movimiento independentista llevaba consigo la referencia a Antonio Maceo y Grajales, ahora símbolo del principio inclaudicable de la creación de la República de Cuba independiente, soberana y de justicia social.
De 1868 a 1895, el Titán de Bronce no dejó de conspirar un solo día para reiniciar el movimiento independentista. Su huella se encuentra en Haití, República Dominicana, Honduras, Jamaica, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador y Venezuela. Forma con los líderes de los movimientos revolucionarios radicales de esos países –Eloy Alfaro en Ecuador, Uribe Uribe en Colombia, entre otros– un nuevo movimiento latinoamericano que tendrá sus expresiones más altas en el movimiento de Alfaro en Ecuador, la guerra de independencia de Cuba del 95 y la Revolución Mexicana de 1910. Es un ciclo heroico protagonizado por quienes quieren cambiar América Latina, de repúblicas oligárquicas a repúblicas que respondan a los intereses de la pluralidad de pueblos latinoamericanos. El pensamiento de Antonio Maceo alcanza en esta época profundidades que son imprescindibles para entender la república que él deseaba, al igual que Martí, “con todos y para el bien de todos”. Era un profundo humanista y veía en esa realización republicana el objetivo mayor que era el bien de la humanidad, esta entendida como realización plena de cada individuo. La libertad es para Antonio Maceo una aspiración que va más allá de las fronteras cubanas. Dispuesto está a no envainar su espada hasta que Puerto Rico sea libre o hasta que se haga justicia ya sea en Ecuador, Colombia, Venezuela o cualquiera otra república latinoamericana.
"La Junta de La Mejorana"
En 1895 y gracias a la ingente labor de José Martí, estalla el movimiento revolucionario del 24 de febrero de ese año. Antonio Maceo, en una odisea digna de las páginas más extraordinarias de la historia humana, desembarca en Oriente; reorganiza el movimiento independentista, crea periódico, estructura la parte oriental del Ejército Libertador y libra los primeros importantes combates en el inicio de la nueva gesta. Es gracias al genio militar de Máximo Gómez y de Antonio Maceo que se concibe y realiza la más extraordinaria campaña militar de nuestras guerras de independencia, campaña que estudiada en importantes academias de esta índole en el mundo, se tiene como una pieza maestra del arte militar. La campaña de invasión fue estratégicamente no solo un éxito bélico sino también político y económico. Cuarenta y tres generales y más de doscientos mil hombres, entre militares y voluntarios, fueron derrotados por Gómez y Maceo, con una escasa fuerza que no llegó a pasar, en sus mejores momentos, de unos cinco mil hombres.
Un héroe como Antonio Maceo, si bien nace de lo más genuino de su pueblo, es también la más alta expresión del mismo. Su cuerpo, de extraordinaria resistencia, llevaba en sí las mejores medallas ganadas en el campo de batalla: veintisiete cicatrices de las heridas recibidas en combate. Sin embargo la muerte, caprichosa, que le respetó la vida a pesar de sus osadas campañas, se la arrebató en un combate inesperado. El 7 de diciembre de 1896 desaparece físicamente Antonio Maceo y Grajales. Su muerte repercutió en el mundo entero como un grito de dolor expresado en toda la prensa mundial que se inclinaba, ahora más que nunca, a favor de la causa cubana.
Se cumplen 120 años de la muerte en combate del que ha sido llamado el Titán de Bronce. Fue mucho más, fue el Hércules que rompió cadenas, arrodilló tronos y retó con su pensamiento a aquellos que le negaron la independencia, la igualdad social y la dignidad del hombre, desde lo más auténtico de la condición humana.
Agradecemos la valiosa colaboración del Dr. Eduardo Torres Cuevas y de la Biblioteca Nacional “José Martí”, así como de las entidades que donaron a ETECSA los derechos de obras de sus respectivas colecciones para la publicación de este artículo:
Museo de la Revolución – “La Junta de La Mejorana” / Juan Emilio Hernández Giró (1882-1953) / Óleo sobre tela; 147 x 250 cm
Academia de Ciencias de Cuba – “Protesta de Baraguá”, 1937 / Enrique Caravia y Montenegro (1905-1992) / Óleo sobre tela; 250 x 198 cm
Museo de la Ciudad (La Habana) – “La muerte de Maceo”, 1908 / Armando García Menocal (1863-1942)