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2012 Edición
  • Trabajo en Cuba: Derecho, Deber, Honor.

Texto: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social Fotos: Cortesía de los periódicos Granma, Trabajadores y Juventud Rebelde Rigoberto Savournin Angulo

El trabajo, actividad clave en toda economía, es base del desarrollo material y espiritual; sustento moral y ético.

La idea del trabajo como necesidad, deber y derecho humano fundamental destacó en el pensamiento y en la acción transformadora de figuras cimeras de nuestra historia, desde la gestación y consolidación de la nacionalidad hasta hoy. "Cincel, pincel, creador…", consideró al trabajo el Apóstol de nuestra independencia y Héroe Nacional, José Martí.

Parte fundamental de las conquistas de nuestro pueblo en sus luchas históricas por la independencia y la libertad, por la justicia social y el desarrollo para todos, el trabajo es desde 1959 en Cuba derecho, deber y motivo de honor para cada ciudadano, como plantea la Constitución.

La creación de empleos dignamente remunerados, fue una de las prioridades de la Revolución desde su triunfo aquel año.

Decisiones de largo alcance como la Reforma Agraria, la Campaña Nacional de Alfabetización y la nacionalización de importantes empresas hasta entonces propiedades estadounidenses la mayoría, favorecieron la ampliación del trabajo, en el que se privilegió a mujeres y jóvenes, y se echó abajo la discriminación racial y de clase.

En más de medio siglo de socialismo, Cuba ha desarrollado la mayor fortaleza de su economía: un capital humano de alta preparación, calificación y experiencia, incluyendo obreros calificados, técnicos y profesionales, así como científicos de primer nivel, en el contexto general de una población altamente instruida, fruto a su vez de una política educacional y cultural sostenida, realmente incluyente.

Objetivo fundamental hoy del Estado cubano, de la Revolución y de todo el pueblo, es el perfeccionamiento del trabajo como actividad básica de una economía que se transforma, que actualiza su modelo para hacerlo más eficiente y productivo, y capaz de garantizar así, además de su invulnerabilidad, la sostenibilidad del socialismo en beneficio de todos.

Tal perfeccionamiento incluye el surgimiento, o la ampliación de alternativas de empleo no estatal como el trabajo por cuenta propia, el usufructo y el cooperativismo no solo en el sector agropecuario, donde ya existe.

También equivale a lograr una empresa estatal socialista productiva, eficiente, ágil, competitiva, exigente en cuanto a calidad, seguridad y salud, capacitación, tecnología, planificación, organización, control interno, a su gestión toda, de manera integral.

Como se plantea en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aprobados por el VI Congreso del Partido, se trata de hacer del trabajo "la vía fundamental para contribuir al desarrollo de la sociedad y a la satisfacción de las necesidades".

No importa que el escenario sea una industria o establecimiento de servicio de propiedad estatal; un taller familiar, una cooperativa de constructores, unas hectáreas de tierra dedicadas a cultivos varios o un hospedaje. Lo que importa es que todos trabajemos, de manera honesta y legal, en beneficio propio y de los demás, del crecimiento económico y social.

La conciencia de trabajadores, convertida en trabajo eficiente, productivo y con resultados de alta calidad, nos permitirá a los cubanos mantener y mejorar lo que hemos conquistado en medio siglo de construcción socialista, superar dificultades y tener éxitos en medio de circunstancias complejas.

En la Cuba actual y futura, el trabajo se diversifica y amplía para unirnos más en el objetivo de construir, cada uno desde su puesto y su función, con su aporte, una sociedad mejor, más humana, justa, desarrollada; más socialista.